Los Goya y sus discursitos

Soy Goya, no un payaso

"Seguid hablando, con la práctica diréis algo inteligente".

Los Goya, esos decrépitos premios del cine español que se reparten todos los años regalando una horrible estatua con la cara de uno de los mejores pintores que ha dado este país. Los Goya, esos premios entregados en unas soporíferas y larguísimas ceremonias que año tras año intentan acercarse más y más a los grandes Oscars de Hollywood, pero que jamás lograrán copiar, ni siquiera acercarse (que lo sigan intentando, ¡buena suerte!), las actrices y actores pueden ponerse sus mejores galas, cada año se ven más vestidos de diseñadores internacionales pero es todo fachada (si tan preocupados están por la crisis, y aunque se los donen las marcas ¿por qué no se visten de diseñadores españoles? si total los grandes diseñadores internacionales igual que alguna marca española seguro que cosen sus trajes en China, pobres niños chinos, ¿no protestamos por los están explotando?), presentadores sobrevalorados que pretenden ir de graciosos pero que se quedan a medio camino, como Eva Hache, todavía le estoy buscando la gracia a su humor, actores y actrices protestando contra los recortes, haciendo demagogia barata y de barrio cuando acaban de llegar de las Bahamas, dan a luz en uno de los hospitales más caros del mundo, llevan vestidos de Christian Dior que podría pagar una hipoteca bastantes meses, hospitales que carecen de mantas y de agua obviando el hecho de que los hospitales tienen siempre la calefacción demasiado alta y que te recomiendan beber agua de botella, películas buenas que son castigadas por ser superproducciones, ¡sobres! que misteriosamente tienen un papel en su interior que pone nombre diferente al que dicen en voz alta y buscan una explicación rebuscada y poco coherente para tapar el hecho de que estos premios se dan por intereses y no por méritos ...